jueves, 15 de octubre de 2015

LA SALVE


LA SALVE

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.

A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a Ti suspiramos, gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos;
y después de este destierro
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.

¡ Oh clementísima,
oh piadosa,
oh dulce Virgen María !

Ruega por nosotros,
Santa Madre de Dios,

para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

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